Un espacio de mutua-ayuda para Padres que hemos sufrido la pérdida de uno o más hijos. Te invitamos a compartir experiencias,reflexiones y fortalezas.
"BIENVENIDO"
No es fácil decir estas palabras:
BIENVENIDO (A) GRACIAS POR SU VISITA.
Sabemos que si nos visitas es porque compartimos el mismo duelo: La partida de un hijo (a) (s).
ESTE ESPACIO FUE CREADO COMO UN LEGADO DE AMOR y ES PARA COMPARTIR "Un Proceso para la Transformación del Dolor en Crecimiento Existencial".
PEDIMOS AL CREADOR QUE ALGUNA DE LAS PALABRAS QUE LEAN, EN ÉSTE, LES AYUDE Y LES DE ALIENTO PARA CONTINUAR:
" AMIGA (O) DEL CAMINO, UN ÁNGEL NOS UNE".
BIENVENIDO (A) GRACIAS POR SU VISITA.
Sabemos que si nos visitas es porque compartimos el mismo duelo: La partida de un hijo (a) (s).
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PEDIMOS AL CREADOR QUE ALGUNA DE LAS PALABRAS QUE LEAN, EN ÉSTE, LES AYUDE Y LES DE ALIENTO PARA CONTINUAR:
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(Si tienen algún comentario, les invitamos a realizarlo, en la parte de los comentarios o en los foros, accediendo a través de los links)
A DONDE IR:
7 PASOS PARA LLEVAR UN PROCESO EN EL DUELO: Proceso de Duelo
https://sites.google.com/site/nuestroangelnosune/
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miércoles, 10 de agosto de 2011
Función del sufrimiento (Renacer-Boletìn 107)
Función del sufrimiento – Jaime Barylko
El sufrimiento es el que produce la ruptura la salida del palacio, del confort, de la rutina donde las bibliotecas y los sacerdotes, todo lo saben acerca de todo.
Cuando Moisés sale ve el sufrimiento, y se despierta. Eso le permite vislumbrar la existencia del otro. Se sacude de mitos y aprendizajes. Renace de sus cenizas, cenizas de palacio, de frases hechas y sacerdotes amordazados.
El sufrimiento despierta. Fue el caso de Job.
Job lo tiene todo. Salud, hijos, bienes. También tiene a Dios. Tiene un mundo completamente organizado, indubitable. Es feliz puesto que nada le falta.
De tiempo en tiempo reza a Dios y le ofrece sacrificios. Es parte de su rutina cotidiana. Job es considerado un hombre justo y piadoso.
Satán rompe el equilibrio. Satán sugiere que, Job vive inmerso en la lógica del negocio. Es bueno porque le con¬viene ser bueno. Porque es bueno le va bien. Hay que ver que haría Job si no le fuera bien.
Este es el argumento del Fiscal, el ángel satánico. Los hombres, sostiene, sólo conocen un camino: el de su propio interés. Por interés aman, por interés rezan. La vida es un gran negocio, esposa, hijos, hermanos, amigos, Dios.
Es la trama del negocio, me das y te doy.
Eso le explica el Fiscal al Juez Supremo. Dios le otorga el poder de poner a prueba a Job. Quitarle todo aquello que lo beneficia en su egoísmo de posesiones.
NS (se lee Nes) es el milagro. Pero el milagro brota del NS-H (se lee Nisá), que significa poner a prueba.
Si el hombre no es puesto a prueba, nada sabe el hombre de sí mismo ni de nada. Sin espinillos, sin tormentas, sin despojamientos, sin sufrimiento no hay realidad.
Comienza la gran prueba. Paulatina y sucesivamente
Job lo va perdiendo todo. Salud, riquezas, hijos, siervos, negocios. Todo lo relacionado con el verbo tener. Todo es sacrificado. Ni siquiera cuerpo tiene. Queda el alma, el
poder reflexivo, la palabra.
Resta Dios. También podría perderlo, sacrificarlo. Pero es otro Dios. Un Dios que no se tiene, con el que ya no se cuenta, que no entra en esquemas lógicos predetermina¬dos. A ese Dios Job le exige una respuesta.
Pero no hay respuesta discursiva para el misterio existential. Job y Dios intercambian monólogos.
¿Qué conclusión tuvo esa prueba? Ninguna, salvo la ganancia de toda pérdida, de todo desprendimiento, el aprendizaje de la desnudez y del misterio.
El aprendizaje de la raíz, y de empezar a crecer día a día, segundo a segundo, en sabor, fuera de todo saber. Perder los marcos y las prisiones del saber y del tener para empezar a ser.
Dicen que al final Dios le devolvió a Job sus hijos, sus campos, sus riquezas. Puede ser. Pero ese final feliz es iró¬nico. Todo lo que se le devolvió ya no era como antes.
Porque Job aprendió a no tener. Ya no taparía más la desnudez. Y ahí, en plena desnudez, encontró a los otros. Esos otros que nunca había percibido. Porque era bueno, bueno con sus hijos, bueno con los vecinos, bueno con el ganado, pero nunca se había salido de su propia piel.
Al final Dios le enseñó que a El no se lo gana con rega¬los ni cerrando los ojos y concentrando el espíritu. Eso es armarse de ficciones consoladoras.
Job rezaba por sus hijos. Ahora Dios le ordena que rece por los otros dolientes del mundo. Entonces aprende Job la condición humana: la del ser para otros, para los anónimos otros, no esos que te sirven y que forman parte de tus inte¬reses, tus hijos, tu esposa, tu vecino, sino los lejanos, los otros más otros.
Esa es la prueba: romper la piel y salirse. Entre los otros está Dios. Para ello hay que perder previamente los muros protectores, hasta la piel.
Lo único que nunca se pierde es la soledad.
El sufrimiento es el que produce la ruptura la salida del palacio, del confort, de la rutina donde las bibliotecas y los sacerdotes, todo lo saben acerca de todo.
Cuando Moisés sale ve el sufrimiento, y se despierta. Eso le permite vislumbrar la existencia del otro. Se sacude de mitos y aprendizajes. Renace de sus cenizas, cenizas de palacio, de frases hechas y sacerdotes amordazados.
El sufrimiento despierta. Fue el caso de Job.
Job lo tiene todo. Salud, hijos, bienes. También tiene a Dios. Tiene un mundo completamente organizado, indubitable. Es feliz puesto que nada le falta.
De tiempo en tiempo reza a Dios y le ofrece sacrificios. Es parte de su rutina cotidiana. Job es considerado un hombre justo y piadoso.
Satán rompe el equilibrio. Satán sugiere que, Job vive inmerso en la lógica del negocio. Es bueno porque le con¬viene ser bueno. Porque es bueno le va bien. Hay que ver que haría Job si no le fuera bien.
Este es el argumento del Fiscal, el ángel satánico. Los hombres, sostiene, sólo conocen un camino: el de su propio interés. Por interés aman, por interés rezan. La vida es un gran negocio, esposa, hijos, hermanos, amigos, Dios.
Es la trama del negocio, me das y te doy.
Eso le explica el Fiscal al Juez Supremo. Dios le otorga el poder de poner a prueba a Job. Quitarle todo aquello que lo beneficia en su egoísmo de posesiones.
NS (se lee Nes) es el milagro. Pero el milagro brota del NS-H (se lee Nisá), que significa poner a prueba.
Si el hombre no es puesto a prueba, nada sabe el hombre de sí mismo ni de nada. Sin espinillos, sin tormentas, sin despojamientos, sin sufrimiento no hay realidad.
Comienza la gran prueba. Paulatina y sucesivamente
Job lo va perdiendo todo. Salud, riquezas, hijos, siervos, negocios. Todo lo relacionado con el verbo tener. Todo es sacrificado. Ni siquiera cuerpo tiene. Queda el alma, el
poder reflexivo, la palabra.
Resta Dios. También podría perderlo, sacrificarlo. Pero es otro Dios. Un Dios que no se tiene, con el que ya no se cuenta, que no entra en esquemas lógicos predetermina¬dos. A ese Dios Job le exige una respuesta.
Pero no hay respuesta discursiva para el misterio existential. Job y Dios intercambian monólogos.
¿Qué conclusión tuvo esa prueba? Ninguna, salvo la ganancia de toda pérdida, de todo desprendimiento, el aprendizaje de la desnudez y del misterio.
El aprendizaje de la raíz, y de empezar a crecer día a día, segundo a segundo, en sabor, fuera de todo saber. Perder los marcos y las prisiones del saber y del tener para empezar a ser.
Dicen que al final Dios le devolvió a Job sus hijos, sus campos, sus riquezas. Puede ser. Pero ese final feliz es iró¬nico. Todo lo que se le devolvió ya no era como antes.
Porque Job aprendió a no tener. Ya no taparía más la desnudez. Y ahí, en plena desnudez, encontró a los otros. Esos otros que nunca había percibido. Porque era bueno, bueno con sus hijos, bueno con los vecinos, bueno con el ganado, pero nunca se había salido de su propia piel.
Al final Dios le enseñó que a El no se lo gana con rega¬los ni cerrando los ojos y concentrando el espíritu. Eso es armarse de ficciones consoladoras.
Job rezaba por sus hijos. Ahora Dios le ordena que rece por los otros dolientes del mundo. Entonces aprende Job la condición humana: la del ser para otros, para los anónimos otros, no esos que te sirven y que forman parte de tus inte¬reses, tus hijos, tu esposa, tu vecino, sino los lejanos, los otros más otros.
Esa es la prueba: romper la piel y salirse. Entre los otros está Dios. Para ello hay que perder previamente los muros protectores, hasta la piel.
Lo único que nunca se pierde es la soledad.
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Te invitamos a formar parte de esta Comunidad de ayuda mutua, para Padres en Proceso de Duelo; nos une la pérdida de uno o más de nuestos hijos, así mismo aquellos hermanos, familiares que comparten con nosotros está nueva e inevitable, etapa de nuestra vida, porque después de ésto la vida nos cambia y queremos que sea para ser mejores seres humanos... y aprendamos a compartir todo...empezando por el dolor... hasta la forma como nos estamos recuperando.
Padres en Proceso de Duelo es un espacio para compartir, hablar, reflexionar y escribir nuestras experiencias vividas hasta el día de hoy...el mañana el tiempo lo dirá...
En Padres en Proceso de Duelo te proponemos un "Un cómo hacerlo" a través de 7 niveles de "Crecimiento Existencial y transformacíón del dolor"
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En Padres en Proceso de Duelo te proponemos un "Un cómo hacerlo" a través de 7 niveles de "Crecimiento Existencial y transformacíón del dolor"
Sabrás...
Sabrás del dolor y de la pena de estar con muchos, pero vacío...
Sabrás de la soledad de la noche y de la longitud de los días...
Sabrás de la espera sin paz y de aguardar con miedo...
Sabrás de la soberbia de aquellos que detentan el poder y someten sin compasión...
Sabrás de la deserción de los tuyos y de la impotencia del adiós...
Sabrás que ya es tarde y casi siempre imposible...
Sabrás que eres tú el que siempre da y sientes que pocas veces te toca recibir...
Sabrás que a menudo piensas distinto y tal vez no te entiendan...
Pero sabrás también:
Que el dolor redime...
Que la soledad cura...
Que la fe agranda...
Que la esperanza sostiene...
Que la humildad ennoblece...
Que la perseverancia templa...
Que el olvido mitiga...
Que el perdón fortalece...
Que el recuerdo acompaña...
Que la razón guía...
Que el Amor dignifica...
Porque lo único que verdaderamente vale es aquello que está dentro de ti, y por encima de todo esta Dios.
"Descubrelo y así hallaras la verdadera Paz"
Les prestaré a uno de mis hijos...
El Señor dijo:
Les prestaré a uno de mis hijos durante algún tiempo, para que lo amen mientras viva y lo lloren cuando muera. Pueden ser seis o siete años, o veintidos o veintitres.
Pero ¿Podrán cuidarlo por mi hasta que yo lo vuelva a llamar?Les alegrará con sus encantos, pero su estancia será breve.
Tendrán sus hermosos recuerdos como consuelo para su dolor.
No puedo prometerles que se quedará, ya que todo lo de la tierraregresa.
He buscado por todo el mundo verdaderos maestros y, de las multitudes que llenan las filas de la vida, Yo los he elegido a ustedes.
Le darán todo su amor sin pensar en lo infructuoso del esfuerzo.
Tampoco me odien en el momento que vaya a llamarlo, a traerlo nuevamente conmigo.
He creído escucharles decir:"Querido Señor, hagase tu voluntad. Por toda la alegría que tu hijonos traerá, correremos el riesgo del sufrimiento.
Lo abrigaremos con ternura, lo amaremos mientras nos permitas y, por la felicidad que hemos conocido, siempre te estaremos agradecidos... Pero, si los ángeles lo llaman mucho antes de lo que deseamos, soportaremos la amarga pena y trataremos de entender"
"GRACIAS SEÑOR POR LA OPORTUNIDAD QUE TUVIMOS DE TENERLOEN NUESTROS BRAZOS, HABERLO PODIDO BESAR Y DECIRLE CUÁNTO LO QUEREMOS"
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