"Ama y permite ser amado"
En
Cuarto Nivel del Proceso de Duelo debemos continuar con la reflexión
provechosa para nuestro diario vivir. Quizá en el pasado no nos dábamos
cuenta de nuestra forma de vivir, vivíamos y ya; es probable que a
nuestra manera nos preocupáramos por nuestros seres queridos y por los
demás; posiblemente buscando las cosas materiales, desarrollándonos en
nuestro trabajo o profesión, pero es hasta ahora, es recurriendo a este
momento que nos da la vida, que podemos hacer un examen de conciencia,
ver, observar lo que ha pasado en estos años de nuestra vida.
Casi
ningún doliente, si esta encerrado en su sufrimiento egoísta, puede
siquiera soñar en modificar el dolor en una transformación de vida.
Debemos aprender a aceptar y entregar, pero esto no quiere decir
resignarnos como víctimas. Significa tener una inclinación consciente y
sincera; unir todas nuestras fuerzas a Dios; significa reorganizar todo
lo que hemos hecho y, transformar el dolor, la ofuscación en un
crecimiento gradual.
Significa
una entrega de nuestra voluntad, dejarnos guiar por Él, aunque no lo
podamos hacer inmediatamente, sino abonarse y renovarse constantemente
hasta que esto se vuelva parte de nuestra naturaleza, para que la
tentación de actuar impulsivamente y caer nuevamente en la depresión
aprendamos a manejarla y desaparezca gradualmente .
Para
nosotros que experimentamos esos cambios de ánimo, emocionales y
sentimentales, sabemos que no es fácil entendernos; aunque son parte de
este proceso biológico y psicológico de aceptación que nunca habíamos
imaginado vivir tan intensamente, pero que debido a la pérdida de
nuestro hijo, tenemos que aprender a manejarlos, para no permitirnos
caer nuevamente en ese abismo en el que vivíamos.
A
partir de nuestra pérdida entendemos que no viviremos eternamente en
este mundo material y que cada día es una oportunidad de comenzar de
nuevo.
La mayoría de nosotros
hemos hecho catarsis quizás durante el velorio o los días posteriores
con los amigos y familiares; pero al conocer esta comunidad advertimos
inmediatamente, que "no somos los únicos que sufren", nuestra
perspectiva cambia inevitablemente, sabemos que los que estuvieron
alrededor nuestro quizá no entendían la magnitud de nuestro sufrimiento,
pero estos Padres que ahora conocemos, ellos sí saben lo que sentimos,
ellos si entienden lo que vivimos, porque tanto tú como yo, lo hemos
experimentado.
Nosotros
consideramos P.P.D. como una Comunidad de crecimiento interior y
transformación. Pero todo cambio asusta y más si es existencial. Y aquí
es donde nos acompañamos unos a otros para dar ese gran salto,
necesitamos apoyarnos, fortalecernos para que se de ese gran cambio, que
después de todo, sólo puede darse en la más absoluta soledad
existencial y descansando en ese Ser al cual conocemos como Dios, en la
dimensión y según nuestro propio entendimiento que tengamos de Él. Y es
quizá en este momento que se tenga que reforzar nuestras creencias
espirituales si es que fueron cimentadas en la niñez. Acercarnos más a
Él, conocer su palabra, su Evangelio, su propuesta de vida, en
comunidad, en amor...
Es ahora
cuando aprendemos a meditar cotidianamente, a prestar atención a los
errores que cometemos ante nosotros mismos, ante otras personas, y en
especial ante nuestros seres queridos; es el momento de aprender a
admitirlos espontáneamente y repararlos. Comenzar cada día, con una
nueva esperanza, dando amor a los que aún nos sobreviven, sin el
apresuramiento, desesperación y la indiferencia en la que vivíamos.
¡Hoy debemos decirles cuánto amamos a los que nos rodean!
A
veces no conseguimos reconocer el daño que nos estamos haciendo, y es
hasta que nos demos cuenta de ello, es cuando podremos estar dispuestos a
hacer enmiendas.Si nos analizarnos, es probable que observemos que a la
persona a quien más hemos perjudicado con nuestra actitud derrotadora
es a nosotros mismos, por lo tanto, debemos meditar nuestra actitud
hacia nosotros mismos, así como hacia los demás. Repararla hasta donde
nos sea posible, dar amor, comprensión y por medio de esto podremos
observar que mucha gente está ansiosa como nosotros de encontrar paz
espiritual, espera AMOR, de nosotros hacia ellos.
A
partir del sufrimiento nosotros los Padres en Proceso de Duelo,
aprendemos a dar, a ayudar. Nos confrontamos y aprendemos que ya no
debemos preguntarnos sobre el sentido de la vida, más bien, vernos
nosotros mismos como los que estamos siendo cuestionados, y que la
pérdida de un hijo es la pregunta más importante que la vida nos ha
hecho y es el momento de responderemos a estas interrogantes: ¿Marcará
la diferencia entre una vida llena de sentido, quizá por primera vez o
la convertirá en una vida sumida en la desesperanza y la tristeza?
Más
aún ¿Se verá la diferencia entre encontrarle sentido a la partida de
nuestros hijos o lloraremos para siempre sobre las preguntas sin
respuestas, permitiendo así que nuestra vida sea destruida,
precisamente, por esa persona que tanto amamos?
Si
nuestra elección es vivir nuestra vida en homenaje a nuestros hijos,
los haremos trascender de acuerdo a la forma en que la vivamos:
RESPONSABLEMENTE Y DANDO AMOR.
Nadie
puede vivir nuestra vida por nosotros, nos podemos ayudar mutuamente,
compartiendo experiencias; pero nuestra oportunidad se encuentra en la
forma en la que enfrentemos nuestras fallas y el saber que, el
sufrimiento puede tener sentido, nos ayudará a darnos cuenta de la
oportunidad que tenemos de un CRECIMIENTO PERSONAL Y ESPIRITUAL.
La
persona que sufre la pérdida de un hijo, solo tiene dos caminos:
Encerrarse en su EGOÍSMO y seguir haciendo daño a los que AUN NOS
SOBREVIVEN y nos rodean, y que con el paso de los años tendremos más
dolor por lo que se pudo hacer y no se hizo…O convertirse en Padres más
sabios, más amorosos, más receptivos hacia aquellos que los necesitan,
preparados para extender una mano o prestar un hombro hermano; olvidando
cualquier rencor, o amargura; empatizando con otras personas, que así
como nosotros han conocido el dolor: el dolor de la enfermedad, del
abandono, o de la muerte...
Nosotros
los PADRES EN PROCESO DE DUELO sabemos que es un deber retomar y no
prolongar por más tiempo nuestro resentimiento hacia los demás. De este
modo, los Padres que estamos integrados en una Comunidad de ayuda-mutua,
somos testimonios vivientes de la superación de nuestro dolor y de
aquellos que no nos dejamos abatir por el abismo del sufrimiento.
Aunque
en el transcurrir de nuestra vida seguimos cometiendo errores cada día,
por lo que es necesario hacer una reflexión diaria para poder evaluar
nuestro progreso. Es importante reconocer nuestras fallas día a día y
proponernos una tarea por conseguir, quizá amar más a mi familia, hacer
mi trabajo con más entusiasmo o participar en actividades de carácter
solidario, puesto que es vital poder crecer espiritualmente, con aquello
que yo pueda dar.
Conforme
más me dé, será mejor mi recuperación, mientras más me deshaga de mi
egoísmo, de la soberbia, del materialismo, más llevadera será mi vida y
veré con otros ojos el dolor; ya que empatizaré con aquellos que estén
pasando por un sufrimiento similar y este se transformará en bienestar
espiritual. Seguir este camino nos beneficia a nosotros mismos y a las
personas que todavía están aquí, que todavía podemos disfrutar, amar; y
esto es lo menos que les debemos a nuestros hijos, esos hijos que se nos
adelantaron, que ya tuvieron el encuentro con EL SEÑOR.
Por lo que es tiempo de llenar ese vacío, amando, entregándonos a los demás, disfrutando
nuestra
vida con las otras personas que sí están presentes junto a nosotros y a
las que si no te acercas, acabarás alejándolas cada vez más, ya que por
recordar tu sufrimiento, te olvidas de los que en este momento te
necesitan, tanto como tú los necesitas, de otra manera tu proceso se
truncará, tu sabrás si continuas y subes un escalón más y pasas al
Quinto Nivel... o te quedas aquí estancado...
¡Nunca
es tarde, ahora hay que amar, hay que ayudar, para no seguir en ese
vacio existencial!En esta Comunidad de Padres en Proceso de Duelo se nos
motiva a reparar ese abismo que habíamos creado, quizás desde antes de
la muerte de nuestro hijo, ya habíamos hecho un gran abismo en nuestro
hogar, con nuestros seres queridos y es exactamente este sufrimiento el
que nos hizo descubrir todo el vacío que había en nuestra vida...
En
este Nivel se te invitó a AMAR Y PERMITIR QUE TE AMEN... A SER
AMABLE... ¿Quieres continuar este Proceso de Duelo…? Entonces es tiempo
de pasar al Quinto Nivel
COMO ME GUSTARIA PODER ACEPTAR LA PERDIDA DE MI BEBITA PERO IMPOSIBLEMENTE PUEDO LOGRARLO, NO HAY UN DIA QUE NO LA RECUERDE TANTO EN LOS BUENS MOMENTOS QUE PASE CON ELLA COMO EN EL TERRIBLE MOMENTO QUE LA PERDI, QUE ME LA QUITARON. PUES AUNQUE QIERA BORRAR ESO MALOS RECUERDOS NO PUEDO, SON LOS QUE MAS ME ATORMENTAN LOS QUE ME HACEN SENTIR LA MUJER MAS DESDICHADA, INFELIZ Y QUIZA HASTA UNA MALA MADRE POR NO HABER PODIDO HACER NADA PARA QUE MI NIÑA SE SALVARA.
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ResponderBorrarAmiga del camino... es parte de este proceso, el sentimiento de culpabilidad. En el tercer escalón de este camino se habla del perdón. Estamos contigo, sabemos por lo que estas pasando, porque tambien nosotros lo hemos sentido!!
http://ayudamutuapadresenprocesodeduelo.blogspot.mx/2009/05/tercer-nivel-del-proceso-de-duelo.html
MUCHAS GRACIAS SOLO POR ESTE MEDIO ES DONDE AUNQUE ES POCO ME PERMITO EXPRESAR LO QE SIENTO
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