"Reconocer la pérdida"
En el Proceso de Duelo
tenemos que aceptar que nos sentimos derrotados ante el dolor, que nos
sentimos desfallecidos ante la perdida de nuestro (s) hijo (s), que no
es nada fácil recuperarnos de esta angustia; que nuestra vida dio un
giro, que nos sentimos inseguros del mañana, y nos preguntamos: ¿Y ahora
qué vamos hacer? ¿Qué pasará?
Por
experiencia, sabemos que lo primero que sucede en nuestra mente es la
incredulidad o negación "No, no mi hijo, ¡NO!..., entonces nos enojamos,
nos rebelamos y viene la DEPRESIÓN.
¿A quién le agrada aceptar la pérdida de un ser querido? ¡A nadie!
Nos rebelamos a la idea de que somos impotentes ante la perdida de nuestro hijo (a).
Cerramos los ojos a la realidad, es algo verdaderamente difícil admitir…
¡Que a nosotros nos haya pasado!
Haber perdido algo tan valioso, como lo es nuestro hijo (a).
Nuestras
mentes se obsesionan, pensando y repasando una y otra ves cómo sucedió o
quizás lo que pudimos haber hecho para evitarlo o tal vez, el por qué
permitimos ciertas situaciones, en fin ¿Cuántas cosas no nos pasan por
la mente…?
Removemos día con día nuestros pensamientos... ¡Ninguna perdida es tan dolorosa como ésta!
¡No aceptamos que nuestro hijo haya fallecido!
Los
recuerdos se ha convertido en un devastador afanoso, nuestra voluntad
se debilita, no logramos resistirnos a esos pensamientos, repasamos y
repasamos cada momento vivido.
Es necesario aceptar este simple hecho; en nuestra vida existe una derrota completa.
Pensamos
que ya nada será igual, que hasta quizá nuestra vida ha terminado, que
no podremos resistir ante tanto dolor y que nada, ni nadie podrá
ayudarnos a superarlo.
Entonces llegamos a la conclusión, que solo un acto de providencia puede hacer que aceptemos y superemos nuestro dolor.
Por esto, al participar en una comunidad de P.P.D., ésta nos ayuda a cambiar nuestro punto de vista respecto al dolor.
Nos
damos cuenta de que ante lo irreversible, frente aquello que no puede
ser cambiado, solo queda ACEPTARLO; pero solo uno tiene la libertad de
elegir la actitud con que enfrentaré mi dolor y solo seremos capaces de
dar los primeros pasos hacia nuestro recuperación emocional, si
aceptamos lo que sucedió, lo que hemos perdido, solo así podremos
transformar ese dolor.
¡No es fácil, lo sabemos!: ¡¡¡Nosotros también pasamos por estos momentos, por eso te lo afirmamos…!!!
Es
de muy poco el provecho que puede obtener la persona angustiada que
asiste por primera vez a una Comunidad de ayuda, si no se da cuenta, de
su debilidad ante el dolor; porque si acaso logra tener calma, será muy
frágil y no encontrará una tranquilidad verdadera, después de la perdida
de su ser querido, si no acepta su derrota ante este sentimiento
depresivo, será necesario que esté convencido de que precisa ayuda…
Posiblemente
ya ha buscado alivio de otras formas, como analgésicos, distractores,
terapias o hasta bebidas embriagantes. Podrá tratar de llenar ese vacío
con cosas superfluas, materialistas, con exceso de trabajo, actividades
extras o diversiones desordenadas. Más no se logrará la aceptación total
de la pérdida y la recuperación auténtica, hasta que no reconozcamos
humildemente, que no se puede solo ante el dolor; hasta que no admitamos
el completo vencimiento ante el dolor... Un dolor, tan sutilmente
intenso, que ningún poder humano podría restablecernos.
Pero
aunque nos duela la aceptación de nuestra impotencia ante el dolor,
esta es la que se convierte, finalmente, en el firme cimiento sobre el
cual podemos edificar una vida útil y feliz junto a las personas que
todavía continúan a nuestro lado, ya que es necesario darnos cuenta que
no estamos solos.
A personas como
nosotros, el dolor nos ha llevado a otros caminos, a un cambio de vida,
a ver el mundo de otra manera, a dejar esa vida, que hasta ahora
llevábamos, completamente materialista y ver la vida de una manera
trascendental; este dolor nos da otra visión de la vida.
Es aquí,
en una Comunidad de Padres en Proceso de Duelo donde le hemos dado
sentido a este dolor y sólo entonces, se han abierto nuestras mentes al
convencimiento de que necesitamos y estamos dispuestos a liberarnos de
esa obsesión por el sufrimiento, el autocompadecimiento y la derrota;
pero cabe aclarar que solo con la voluntad, y sin ninguna ayuda, sería
casi imposible vencer esa angustia.
Solos,
es casi imposible salir adelante, por lo que necesitamos ayuda. Sin
ella es probable que no encontremos firmeza duradera para vivir
tranquilos, y es aquí donde la podemos encontrar, ya que el fundamento
sobre la cual esta cimentada nuestra Comunidad, es la de la mutua-ayuda.
¿Cómo
buscar el sentido de las cosas en este momento de nuestra vida? ¿Quién
es capaz de sacrificar su tiempo y sus energías llevando a los que
sufren un servicio: un mensaje de aliento?
El
doliente típico, egocéntrico en extremo, no se sentirá atraído por este
proyecto; quien no esta convencido de que su dolor lo esta encerrando y
llevando a un abismo sin fin, quien no se quiera dar cuenta que su
dolor esta dañando a las personas que están a su alrededor… aquellas
personas que aún le sobreviven y lo necesitan…
Quien
no permite ni siquiera ver a aquellos que quieren ayudarlo a superarlo,
no será capaz de encontrar otra solución que la de continuar aferrado a
su recuerdo, lastimándose y enterrándose junto con aquél que se ha ido,
aquel que se le adelantó. A menos que queramos encontrar otra solución,
que decidamos intentarlo, pues quizá hemos probado todo sin resultado
favorable y tengamos que aceptar que para continuar nuestra vida,
debemos reconsiderar la practica de este Proceso.
Sólo
quedan dos caminos, continúo abrazado a mi sufrimiento, encerrándome en
y con él; o hago la prueba de transformarlo a paz espiritual. ¡Fácil,
no es! pero ¿Me quedo con el otro camino? ¿Por qué no intentarlo de otra
manera?
He aquí cuando habremos
alcanzado este primer nivel, el reconocer la pérdida de nuestro querido
(s) hijo (s), y aceptar que solos no podemos superar este dolor y que
necesitamos de ayuda...
La aceptación es el primer paso para tu recuperación... Si acéptalo, solo no puedes salir de tu propia angustia…
Si
ya alcanzamos el Primer Nivel del Proceso de Duelo, en el cual hemos
reconocido la pérdida de nuestro hijo (a) y de que no nos queda otro
camino que el de aceptar que solos no podemos superar este dolor, que
necesitamos ayuda... Podemos avanzar al Segundo Nivel de este Proceso de
Duelo.
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